sábado, 11 de agosto de 2012

Aca va otro de los poemas de : Facundo Lopez y su grupo .



Palacio, buen amigo, 
¿está la primavera 
vistiendo ya las ramas de los chopos 
del río y los caminos? En la estepa 
del alto Duero, Primavera tarda, 
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!... 

¿Tienen los viejos olmos 
algunas hojas nuevas? 

Aún las acacias estarán desnudas 
y nevados los montes de las sierras. 

¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa, 
allá, en el cielo de Aragón, tan bella! 

¿Hay zarzas florecidas 
entré las grises peñas, 
y blancas margaritas 
entre la fina hierba? 

Por esos campanarios 
ya habrán ido llegando las cigüeñas. 

Habrá trigales verdes, 
y mulas pardas en las sementeras, 
y labriegos que siembran los tardíos 
con las lluvias de abril. Ya las abejas 
libarán del tomillo y el romero. 

¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas? 

Furtivos cazadores, los reclamos 
de la perdiz bajo las capas luengas, 
no faltarán. Palacio, buen amigo, 

¿tienen ya ruiseñores las riberas? 

Con los primeros lirios 
y las primeras rosas de las huertas, 
en una tarde azul, sube al Espino, 
al alto Espino donde está su tierra...

viernes, 10 de agosto de 2012

ROMANCE DE LA DONCELLA GUERRERA

Pregonadas son las guerras de Francia para Aragón, ¡Cómo las haré yo, triste, viejo y cano, pecador! ¡No reventaras, condesa, por medio del corazón, que me diste siete hijas, y entre ellas ningún varón! Allí habló la más chiquita, en razones la mayor: —No maldigáis a mi madre, que a la guerra me iré yo; me daréis las vuestras armas, vuestro caballo trotón. —Conoceránte en los pechos, que asoman bajo el jubón. —Yo los apretaré, padre, al par de mi corazón. —Tienes las manos muy blancas, hija no son de varón. —Yo les quitaré los guantes para que las queme el sol. —Conocerante en los ojos, que otros más lindos no son. —Yo los revolveré, padre, como si fuera un traidor. Al despedirse de todos, se le olvida lo mejor: —¿Cómo me he de llamar, padre? —Don Martín el de Aragón. —Y para entrar en las cortes, padre ¿cómo diré yo? —Besos la mano, buen rey, las cortes las guarde Dios. Dos años anduvo en guerra y nadie la conoció si no fue el hijo del rey que en sus ojos se prendó. —Herido vengo, mi madre, de amores me muero yo; los ojos de Don Martín son de mujer, de hombre no. —Convídalo tú, mi hijo, a las tiendas a feriar, si Don Martín es mujer, las galas ha de mirar. Don Martín como discreto, a mirar las armas va: —¡Qué rico puñal es éste, para con moros pelear! —Herido vengo, mi madre, amores me han de matar, los ojos de Don Martín roban el alma al mirar. —Llevarasla tú, hijo mío, a la huerta a solazar; si Don Martín es mujer, a los almendros irá. Don Martín deja las flores, un vara va a cortar: —¡Oh, qué varita de fresno para el caballo arrear! —Hijo, arrójale al regazo tus anillas al jugar: si Don Martín es varón, las rodillas juntará; pero si las separase, por mujer se mostrará. Don Martín muy avisado hubiéralas de juntar. —Herido vengo, mi madre, amores me han de matar; los ojos de Don Martín nunca los puedo olvidar. —Convídalo tú, mi hijo, en los baños a nadar. Todos se están desnudando; Don Martín muy triste está: —Cartas me fueron venidas, cartas de grande pesar, que se halla el Conde mi padre enfermo para finar. Licencia le pido al rey para irle a visitar. —Don Martín, esa licencia no te la quiero estorbar. Ensilla el caballo blanco, de un salto en él va a montar; por unas vegas arriba corre como un gavilán: —Adiós, adiós, el buen rey, y tu palacio real; que dos años te sirvió una doncella leal!. Óyela el hijo del rey, trás ella va a cabalgar. —Corre, corre, hijo del rey que no me habrás de alcanzar hasta en casa de mi padre si quieres irme a buscar. Campanitas de mi iglesia, ya os oigo repicar; puentecito, puentecito del río de mi lugar, una vez te pasé virgen, virgen te vuelvo a pasar. Abra las puertas, mi padre, ábralas de par en par. Madre, sáqueme la rueca que traigo ganas de hilar, que las armas y el caballo bien los supe manejar. Tras ella el hijo del rey a la puerta fue a llamar.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Poema veinte - Pablo Neruda Poema 20 (de Veinte poemas de amor y una canción desesperada) PUEDO escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

martes, 7 de agosto de 2012

A continuación les voy a dejar las poesías enviadas por los compañeros.

Grupo de Espinosa : 
" Voy a dormir "

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos encardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera,
una constelación, la que te guste:
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

ALFONSINA STORNI. 1948



Grupo 7 ( Ullua y compañia. )

"

A un zaino muerto" de Leopoldo Marechal




En la inocencia de tus ojos muertos
recuperó su dignidad el cielo:
la muerte nunca tuvo
dos tréboles más castos
que tus ojos.

La tarde se perfuma con el silencio
que brota de tu piel.
Bajo tus patas rígidas la tierra
llora su música perdida.
Se ha dormido en tus remos la distancia.
Semillas de la noche venidera
son tus ojos abiertos como nunca.

Has arreado tus días como novillos rojos
y tus noches enguampadas de luna.
sobre tu cruz el sol
fue un pájaro boyero que cantó en las mañanas.
Hacías temblar la cuerda
metálica de los ríos.
Cigüeñas asustadas, los paisajes
al son de tu galope levantaron el vuelo.
Corazón batiente de la soledad,
has azotado las ocho lejanías desnudas.

En bajíos de sueño descansarás ahora:
tu paz es un elogio de la muerte
que perfuma los llanos.
La tierra de tus huesos
empolvará mañana los tobillos del viento.